Por
su parte, el poeta Fernando Cazón Vera nos dijo lo siguiente de este libro:
“En
Atrapada en las costillas de Adán de título tan sugestivo, hizo una tentativa de redención o purificación usando, con cierta
imaginación, su propio cuerpo. Y sometiéndose con legítima curiosidad al pecado original. Pero, al parecer, esa felicidad
de los sentidos no fue suficiente. A lo mejor, en su intransferible manera de
buscar la redención, quiso pronunciar el prohibido nombre de Dios sin caer en la blasfemia. O ser testigo de la revelación
del rostro sagrado nunca visto por nadie, como quien acepta el espejismo para después descubrir la trampa de lo aparente”.
Concuerdo
plenamente con estos comentarios de los poetas Sigüenza y Cazón; y es que el primer poemario de esta joven poeta tenía ya
su estilo muy propio. Un lenguaje rico, imágenes desbordantes, humor, erotismo puro que al lector se le cuela en los ojos
y es difícil de olvidar. Por ejemplo tenemos el poema Comparte más que carne:
Cobijas
mi espalda en celo con tu pecho caliente dejando reencontrar fácilmente las puertas que están cerradas a intrusos pero que
al reconocer tu voz se abren, lubricándote
en una lluvia que da placer. Transcurre el tiempo en el inolvidable reconocimiento que se da por un camino marcado.
Mordisco en mi cuello da emociones que parecen divertirte, regalo mi frente de batalla lo recorres e inspeccionas para que
mi ombligo sin más quede atrapado por una boca melódica la expresión de tu rostro nos lleva a un lugar neutro y relajado donde
la intimidad no tiene cabida y se comparte más que carne.
O
ese poema desafiante y erótico que se llama La lengua:
La
lengua
movimiento
constante
siente
distingue
úsala
en mí
día
largo transcurrido
hace
saber que es el momento
¡siempre
lo es!
restricción
nerviosa
tímido
dulce
así
comienzas
como
un primer beso
hormigueo
instantáneo
al
reencontrar tu lengua la mía
tu
sangre blanca me encuentra cuando
mi
boca para de ser tu eje
y
degustas el sudor,
temblor
involuntario
anuncia
culminación
encontraste
mi cuerpo
y
hallaste el tuyo
O
el poema Habitación en llamas que es un juego erótico interminable y seductor:
Se
persiguen las pieles erectas
por
la habitación en llamas:
cuando
tus
colmillos
ritmos
falos
Desmitificas
el sesenta y nueve
por
las sábanas:
cuando
me
sacudes
desgajas
violas
Polémico
el amor expresado así
pero
real real real
Hay
un poema erótico que es muy interesante y que gusta mucho entre los más jóvenes se llama Efecto narcisita que es un juego
entre el yo y el otro yo. Tal vez una mujer más, tal vez no, pero abre un abanico de posibilidades interesantes sobre la abierta
sexualidad de las jóvenes mujeres de hoy:
Estoy
enamorada de una mujer…
oro
blanco su fortaleza
en
un momento no determinado
te
hace caer en sus encantos
y
te envuelve.
Ella
dice lo que piensa
cuando
lo dice lo hace sin pensar
en
ocasiones
sus
palabras se confunden con crueldad
soy
el reflejo de todas las cosas
que
tienen esa capacitad
la
veo y me siento
toco
su cara y su piel
le
unto caricias y
mi
intento de desamarrarla de defectos
hace
que la ame más
frente
al espejo me repito
gracias
por ser ella
gracias
por ser yo
Un
dato (íntimo) pero que es importante mencionar es que ella fue adoptada al primer año de su vida. Y es importante este dato
ya que es básico en la poética de esta joven poeta y fue pilar en su posterior desarrollo como ser humano. Hay un pequeño
poema que le dedica a esa madre que nunca conoció y se llama así de simple Mamá:
Nuestros
caminos empezaron juntos
te
perdiste
Por qué?
no
recibí tus abrazos
Dónde están?
nos
veremos otra vez
Cuándo?
estoy
sola en lo que quedó de mi pasado
Hay
quienes dicen que los poetas son proféticos. Pues a veces sí. Algunos dicen que este poema fue adelanto de su despedida final,
este texto se llama Pulmones vacíos:
Escalofriante
desesperación
camuflada
en
cara de gestos serenos.
Inexpresivos:
por poco.
Oprime
pulmones
privándolos
del elemento vital;
esfuerzo
final inhala sentimientos,
subsistiendo
segundos de más
mareo
imposible de ignorar
mi
muerte
3.
El poemario póstumo: Te suicida
Ahora
que he vuelto a leer y revisar su poemario inédito denominado Te suicida me encuentro nuevamente con una obra madura, desgarradora,
inigualable. Aquí el Yo poético está muy cercano a la biografía de la autora. Hay un gran lazo entre vida y obra en este nuevo
poemario. Sus líneas básicas el dolor, la locura, la infancia y el suicidio.
Con
este libro, sin duda, Carolina Patiño se ubica como una de las grandes jóvenes poetas de esta ciudad y una de las más valiosas
del país. Su poesía tuvo y tiene la fuerza de una Sonia Manzano, el erotismo de una Aleyda Quevedo y un desgarramiento al
mejor estilo de la guayaquileña Ileana Espinel. El único epígrafe que tiene este libro es de esta última autora que dice así:
Ruedan lágrimas grises en la almohada/ enloquecida por mi sien que sangra.
El
gran poeta ecuatoriano Fernando Nieto Cadena radicado en México reflexiona sobre este nuevo libro de Carolina Patiño y dice
lo siguiente:
“Tengo
en las manos el que hubiera sido su segundo poemario Te suicida. Aún no asimilo su título porque inicialmente me hizo pensar
en otra posible intención. Desconfío mucho de premoniciones, presentimientos, sobre todo si se refieren al pasado, cuando
uno encuentra lo obvio que antes no aparecía y que es evidente, como se dice por estos costillares del golfo de México, a
toro pasado. En estos textos el rastreador de evidencias demostrará que todo ya estaba anunciado, que en su sentido real estos
poemas son un apocalipsis, una revelación del devenir.
Si
se quiere mantener el ludismo analógico, son un apocalipsis minimalista.La ficcionalidad de la literatura nos confronta en
este poemario con su testimonialidad más oculta, el discurso expresaba no sólo lo que sugería sino lo que simple y llanamente
mostraba a ras de piel. El yo que nos habla es un yo necesitado de vida, de una vida que se le estaba agotando y agostando
inexorablemente sin que nadie pueda hacer algo para evitarlo.
Hoy
es fácil aunque doloroso decirlo, en Te suicida se entreleen tormentas interiores, para decirlo con uno de los tantos lugares
comunes con que el lugar común disfraza su impericia para testimoniar los colapsos existenciales. En los versos de Carolina,
apenas arribada a los veinte años, hay una conciencia de sí misma que confirma la conseja nietzscheana de lo demasiado humano
que podemos llegar a ser los poetas aunque no estemos preparados o dispuestos para asumirlo y soportarlo.
El
mejor recuerdo, la mejor memoria que podemos guardar de ella es leerla. Compartir su voz en desasosiego que nos restriega
la intensidad de su insaciable amor por la vida, amor que la condujo a la prueba mayor para no comprometerse con nuestra diaria
desintegración y descomposición de la muerte que vivimos tan desolada y convulsivamente. Que su precoz adiós no haya sido
en vano”.
En
cambio, el poeta Fernando Cazón Vera nos dice lo siguiente sobre este libro Te suicida:
“Este
libro de publicación póstuma, cuyo título anuncia su decisión definitiva, parece ser una manera muy propia de la autora de
irse desarmado a sí mismo, poema por poema, verso por verso, imagen por imagen, palabra por palabra. Sustituye la sensualidad
por el vacío, la carne por la soledad, el deseo por el misterio. Y para poner el detonante final, pone también algo de ironía
en sus textos cortos pero cabales, lo que le permite desacralizar la realidad. Esa realidad que juzgó incompatible con su
modo de ser. Con el arraigo que le imponía la tentativa vana de una suma inocencia.
Y
después tuvo que llegar, fatalmente, la última e inapelable realidad. La que nos estremeció a todos los que habíamos seguido
tan asombrados como temerosos sus pronunciamientos líricos. De los que a lo mejor por cobardía nos seguimos quedando en la
misma orilla. Es decir este adelantársenos en el adiós y en el tránsito final. Pero no se diga que se fue sin advertirlo.
Este libro es una despedida que quiso ser también una confesión. Un inequívoco anuncio. Y que, paradójicamente, es además
un perpetuo quedarse”.
Te
suicida es un breve poemario (que tuve la suerte de rescatar en su computadora), menos mal que sí sabía su clave personal.
Lo dejó listo como sabiendo que yo algún día iría detrás de él y así lo rescaté y después de volver a leer me encuentro con
un poemario profundamente humano, sensible, real, duro como despabilar a cualquiera. Poemas hermosos como este que se llama
Muñeca de porcelana:
Suenan
infernales campanas de escuela
y
yo entre viva y muerta me tambaleo.
Mientras
el reloj de arena rojo
y
mi terrible aragnofobia creen que estoy rota,
pues
lo estoy;
como
esa muñeca de porcelana
a
la que le arranqué los ojos
O
el poema Caja de recuerdos que dice así:
¿Dónde
se ha ido mi espíritu?
creía
en todo lo que conocía
y
ya no me acuerdo de mí
dulce
caja de recuerdos
que
me mantenía a distancia de la locura
que
me pierde cuando me encuentra
ahora
que me he mirado al espejo por horas
ruego
que se corte mi pacto con la vida
ya
sangré respiré lloré suficiente
¿me
puedo rendir ahora sin mi sombra?
En
este poemario se deja notar la influencia de esa gran poeta guayaquileña como fue Ileana espinel y su “poética de la
enfermedad”. Aquí tenemos como ejemplo el poema Pastillitas color pastel:
Si
me das 1:
No
pasa nada.
Si
me das 3:
Olvido
usar mis botas de hule
porque
el equilibrio me falta
Si
me das 5:
Con
mi pijama de 10 a 12 horas soñando
con
cosas que luego no recuerdo
Si
me das 17:
Ya
casi me salvas
Dame
199 y se acaba el drama
O
también los eternos temores de la infancia y quién por ejemplo no tuvo miedo alguna vez de los payasos del circo de las fiestas
infantiles o de las películas del de la TV o del cine, aquí el poema Payasos:
Payasos
en blanco y negro
vienen
a jugar conmigo
por
las noches
me
persiguen
como
lobos hambrientos
de
sangre
y
me clavan sus estacas calientes
en
la espalda
mientras
ya no puedo más
Este
poema explora otra faceta importante de la autora, su feminidad y por supuesto sus ansias de algun día de tener sus propios
vástagos, como cualquier mujer en este mundo. Este poema se llama Futuros hijos míos:
Aliméntense
hijos de mis entrañas
llenos
de antidepresivos drogas alcohol y muchos somníferos
duermo
en los días y en las noches despierto por más dolor
Mi
masoquismo ha llegado lejos
los
quiero en mi vida pero los mato de a poco
Y
yo solo
lo siento...
Para
concluir este viaje por la poesía de Carolina Patiño, el poema que cierra el libro o para ser más definitivo, el poema que
cierra el círculo de su vida, ese hermoso e inolvidable poema que se llama Adiós:
Tan
cansada de estar aquí
con
todos estos miedos sin infancia
me
voy sin perdurar
sin
lograr que voltees por mí
sin
lograr que enciendas la luz
sin
lograr que abras tus ojos
el
dolor tan limpio no sostendrá tu mano
demasiados
espejos
descuelgan
tambores en mi funeral
4.
Palabras finales
Carolina
Patiño falleció en Guayaquil con apenas 20 años el 31 de julio del 2007. He sido testigo muy cercano del proceso creativo
y poético de esta joven poeta. Más allá de los lazos de afecto y amor que nos unió puedo decir con la más absoluta honestidad
que pocas veces he sido testigo de un trabajo literario y poético tan profundo e intenso como el de Carolina Patiño. No soy
crítico ni mucho menos. Pero sí buen lector de poesía y más si se trata de poesía reciente del Ecuador que me he dedicado
a investigarla y leerla desde hace varios años y puedo decir con plena seguridad que la obra de Carolina Patiño merece estar
en cualquier futura antología de poesía del Ecuador del siglo XXI. Estoy seguro que su temprana partida no fue en vano. Y
estoy seguro que su obra felizmente nos sobrevivirá a todos.
Notas:
-Atrapada
en las costillas de Adán (Quito, 2006) Edición de autor
-Te
suicida (poemario póstumo, Quito, 2007) Edición de autor.